Inolvidable concierto de Tulsa + Havalina en Ponferrada

Por Pizpiret@

Al llegar a la Vaca, local donde se celebraba el doble concierto en Ponferrada el pasado sábado 22, nos encontramos fuera con Manuel Cabezalí, voz y guitarra del grupo Havalina, y aprovechamos su cordialidad para saludarlo.

Transcurrido el tiempo de rigor para aclimatarse irrumpió en el escenario Tulsa, con la intensa y cálida voz de Miren Iza meciendo cada acorde que sus cinco compañeros de grupo, Alfredo Niharra(guitarra y coros), Gabriel Marijuan (batería), Miguel Guzmán (bajo y guitarra), Alberto Rodrigo (bajo y coros), Charlie Bautista (teclado y coros) le regalaban, como una diosa que deja salir el alma en cada exhalación.


Nos deleitó con la sensibilidad de canciones como “Algo ha cambiado para siempre” “A mis brazos” versión del “into my arms” de Nick Cave, la estremecedora “Araña” con la que logró detener el tiempo por unos instantes, “Tal vez me lo merezco” un éxito de su primer disco “Solo me has rozado” o “Matxixaco” que nos permitió fundirnos en la desolación del desamor.

Tras Tulsa nos regocijamos con la espectacular fuerza de Havalina, tres increíbles músicos, Manuel Cabezalí, Javier Couceiro (batería), Ignacio Celma (bajo y coros), dispuestos a darlo todo, desatando una visceral intensidad en cada canción, “Incursiones” su single, logra impresionar aún más en la crudeza y energía del directo, la respiración sexual de “lejos de tu cama”, “imperfección” con una inusitada fuerza que se te sacude al oir “Quiero destrozarte y hacerte daño sin querer" , “ Desinspiración” un delirio psicodélico brutal y la apoteósica versión de “A Forrest” de The Cure, como un increíble regalo con la colaboración del ex componente del grupo y amigo, Charlie Bautista.


Un despliegue del mejor rock para los cinco sentidos, que solo necesita unos segundos para cautivar. Quizá éste grupo con su último disco, Imperfecciones, tengan que hacer alguna concesión por su oscura crudeza sonora, pero podemos intuir que tras ese título se esconde el secreto de su evolución, la arrolladora elegancia de saberse imperfectos.

Tulsa y Havalina han sido más fieles a ellos mismos que nunca y esa autenticidad se refleja en cada concierto.