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22 junio 2010


Encuentros en la tercera sinfonía con Muse

Por Gala y Natxo

"No sabía yo que este grupo moviera a tanta gente", una suspicaz sonrisa refleja un pensamiento... 'aún no has visto nada'.

Sí, porque lo que hace principalmente este grupo es mover a mucha gente. A tanta que en menos de un año, ha conseguido llenar tanto el Palacio de Deportes de Madrid en Noviembre, como el mismísimo Vicente Calderón el pasado miércoles 16 de Junio.

Sí, porque los conciertos de este grupo no solo son multitudinarios, también son espectaculares, y con un currículum semejante, ¿quien puede negarse a repetir? Así que lo hicimos, los galos volvimos a presenciar a Muse hacer alarde de su extraordinario talento. Y bajo una fresca noche de cuasi verano, la capital se adentró en la nave espacial que los ingleses nos tenían preparada.

Para esta ocasión, que se lo merece, os contaremos los acontecimientos desde diferentes ángulos. Entre los más madrugadores (aunque no haciendo cola desde las 9 de la mañana) se encontraba Natxo dispuesto a contarnos desde primera fila el gran espectáculo...:

Natxo: Cielo plomizo, tarde fresca, viento racheado, pero al menos no llueve, y a lo lejos se ve un claro. Después de mucho tiempo, vuelvo a los conciertos al aire libre, aunque esté flanqueado por las gradas del estadio y esta colosal instalación que no sé muy bien cómo describirla. Lo primero que me viene a la cabeza es la proa de un crucero imperial de la guerra de las galaxias coronada con una esfera a modo de insignia, como la de Mercedes o Jaguar. Mejor mirad las fotos.

Este mamotreto es el marco para el escenario del minifestival. Porque, aunque en la entrada ponga que es un concierto de Muse, esto es un auténtico Rock in Río Madrid: hay rock, con Muse, Editors y The Big Pink, hay río (aunque sea el Manzanares) y es en Madrid capital.

Llego pronto, no tengo problemas para entrar, no hay demasiada gente; unas decenas de adolescentes ansiosos por la primera fila esperan sentados el inicio del concierto. La presencia de estos menores hace que no se sirva alcohol en él.

En estos momentos el escenario está inundado por el rosa, indudablemente, The Bing Pink hace honor a su nombre, los amplis, las patas de la mesa de mezclas y la batería están revestidos de ese color. Desde las primeras filas se ve muy bien, este sitio no me lo quitan. Y aquí aparecen los artistas, cada uno con un look de su padre y de su madre; el cantante parece un punky de Tirso de Molina, el bajista un estiloso indie, la batería una asiática embutida en un bañador rosa, y el teclista con sudadera y capucha. Saludan a un público demasiado frío, compuesto aún mayoritariamente por fans de Crepúsculo que sólo quieren ver a Muse. A pesar de ello, The Big Pink no se desanima y presentan su, de momento, único disco “A Brief History of Love”, una propuesta interesante plagada de melodismo y atmósferas quizá un tanto densas. Destaca la pegadiza y más animada Dominos, que fue coreada por algunos de los que se iban incorporando, y que a mí se me da un aire a Bittersweet Symphony de The Verve. Los volveré a ver en Lisboa en el Optimus, en donde espero que el efecto telonero acomplejado por la inmensidad del escenario se les haya pasado.


Voy a aprovechar el descanso antes de que empiece Editors para llamar a Gala, a ver si ha llegado ya...

Gala: ¡¡¡Por la puerta 41!!! por ahí se accede a la pista...y yo con mi modesta entrada de grada...yo quería pista! Mmmm, esta es la entrada a pista...sí, pero ahora están revisando cada entrada para acceder, ya es mala suerte, una hora antes y nos hubiésemos colado. En fin, al menos desde las gradas podemos contemplar el asombroso despliegue de medios. Y justo a tiempo para acomodarnos, esquivar las enormes torres de sonido que menguaban la visión y disfrutar ni más ni menos que de Editors.

Porque un grupo como Muse se puede permitir lo que le dé la gana y así lo hicieron. Se dieron el lujo (para placer de los asistentes) de ser teloneados por otro grupo inglés a quien este "trabajo" ya se les queda pequeño, los mismísimos Editors, que unos meses antes llenaban ellos solitos otro palacio, el de Vistalegre (no tan grande y con una acústica un tanto lamentable) subieron el escenario, o nave espacial...con gran éxito, haciendo un rápido repaso a algunos de sus grandes temas que los han convertido en grupo de referencia en las listas de música indie.

Bajo un cielo gris que a las 20.30 amenazaba tormenta, la noche se acercaba lentamente bajo los acordes de canciones como Bricks and Mortar, The Racing Rats, An End Has a Start, Bones o Papillon, está última finalizando la actuación del grupo liderado por Tom Smith con la sangre del público en plena ebullición; ya que no había nada de alcohol en todo el recinto, tuvieron que hacer el trabajo duro y sin duda dieron la talla.


"¿Dónde está el campo de fútbol?", "Qué pequeño parece desde aquí" "Debe ser la nave espacial", "Esto no se llena ni de coña", "Aquí aún hay sitio", "Uff, tarde, ya no cabe ni un alma".

22:09 y el grupo tira por los suelos la mítica puntualidad británica, pero son Muse, se lo perdonamos.

Con la noche sobre nuestras cabezas, y un cielo que nos respetó la noche, el impresionante escenario nos deja entrever la opulencia de lo que vamos a contemplar. Seguro que alguien puede poner por escrito exactamente lo que era, a mí me recordaba a una especie de triángulo tridimensional en posición supina seccionado en varios puntos clave, y coronado por una gran bola, que hizo las veces (mediante una proyección de un video) de ojo avizor, como un gran hermano que nos contemplase durante todo el espectáculo.

Dos enormes pantallas a ambos lados del escenario lo custodiaban permitiendo ver todo lo que ocurría sobre el escenario desde cualquier ángulo. Recubierto de otras tantas pantallas que proyectaban todo tipo de animaciones o las propias imágenes del concierto, el espectáculo visual estaba servido.


¡Por fin! Ya es de noche y las luces se apagan y se ilumina el interior dejando ver un escenario lleno de gente portando ¿banderas de todos los países? ¿un guiño al mundial de fútbol? si era así, no fue la mejor noche para el público español... Pero estos detalles, desde primera fila se apreciaban mejor... Natxo, cuéntanos:

Después de ver la actuación de Editors, me quedé pensando si el cantante estaba sobreactuando o se encontraba bajo algún tipo de influencia etílica, o que su gabardina estaba demasiado ajustada. Gala ruido de sirenas y advertencias de antidisturbios por megafonía nos hacen mirar expectantes al escenario. Desde dentro de él y desde sus costados aparece una horda de encapuchados enarbolando pancartas, banderas y bengalas. La lectura de los lemas en las pancartas nos calma y nos excita a la vez, ¡son fragmentos de la letra de Uprising!, coronada con un pretencioso “They will not control us” . Los manifestantes se dispersan mientras aparecen los protagonistas, Dominic, Chis y Matthew con su guitarra de doble mástil. Y empiezan a deleitarnos, con Uprising que recibe un coro espontáneo de unas 40.000 gargantas a grito pelado y un subidón de adrenalina que, tras un cambio de guitarra de Matthew y un bajo nuevo para Chris, tiene prolongación en Supermassive Black Holes y New Born; corazones acelerados y primeros síntomas de afonía empiezan a aflorar en el público. Bellamy acabaría usando no menos que 6 guitarras, la del doble mástil, la roja, la plateada, la negra, la guitarra teclado (¡¡con teclas y cuerdas!!).


La calma llega con la presentación de una nueva canción: Neutron Star Collision, banda sonora de la tercera entrega de Crepúsculo: Eclipse (¿razón de que haya tantos jóvenes fans en este concierto?) sabiendo esto quizá se entienda que pareciera ser la canción en la que se dedicó menos tiempo en su composición. Calculo que una canción que incluya la rima más facilona y repetida del cancionero anglosajón, forever-together (ideal para el film), con el talento que tiene Matthew Bellamy, le debe haber supuesto 2 minutos, y uno lo gastó en buscar un boli. De haber habido cerveza con alcohol habría aprovechado esta canción para ir a pedir una, y grande.

Una de las sorpresas que Muse nos tenía reservada fue la inclusión de Bliss, ausente en el anterior concierto en Madrid. La banda de Devon nos llevó por un viaje a través del virtuosismo de Matthew aderezado con unos compases de flamenco, que recibió una ovación al grito de ¡torero, torero! que pasó por Guiding Light, Hysteria, Nishe, y tuvo parada y fonda en United States of Eurasia, en la que Freddy Mercury se reencarnó sobre el escenario, tanto que muchos ya están empezando a rebautizar esta canción como “la de Queen”.



La habitual versión de Feeling Good con Matthew al piano de cola, (¿de dónde ha salido ese piano?) y con una parte cantada al megáfono, fue el prolegómeno a uno de los mayores golpes de efecto vistos en un concierto. A Dominic le montaron una batería en lo que sería el mascarón del escenario, y Chris le acompañó. Y desde allí despegaron entre luces, humo, y el asombro de todos los presentes. Una plataforma giratoria se erguía hacia el centro del campo, que volvió a por Matt para que, ya con tres pasajeros, desde la pequeña nave se tocase Undisclosed Desires. El público se debatía entre grabar con sus cámaras o sus móviles, o quedarse en la retina con cada segundo de la actuación.


Tras el aterrizaje en el escenario, Matthew realizó una introducción a The Resistance más propia de un ventrílocuo que de un guitarrista. La guitarra cantaba en vez de sonar.

Los éxitos Starlight, Time is Running Out y Unnatural Selection fluyeron por todo el Calderón. Y en algún momento de la actuación, se amagó con empezar The House of the Rising Sun.

¿Gala, cómo lo estás viendo desde ahí arriba?

Gala: Debo confesar que no tengo vista de lince, y desde donde estoy, casi de frente al escenario pero en consecuencia el punto más alejado de él, la realidad se desvirtúa bastante. Los componentes de Muse parecen auténticas hormiguitas sobre semejante edificación. Y entre los obstáculos: torres de sonido (al menos 4!), cables que las conectan, y demás, a veces es difícil discernir todo lo que ocurre en el escenario.

No obstante, quizá precisamente por esto, la sensación es casi irreal, y por momentos olvidas que estás en un campo de fútbol y te sientes en pleno final de Encuentros en la tercera fase.

Desde la grada, apenas apreciabas si Matthew tocaba una guitarra u otra, salvo porque el sonido era completamente diferente. Y sobre la nave espacial, bien habría podido jurar, que realmente habían despegado del escenario para sobrevolar las cabezas del grupillo de 10 o 20 mil personas que se apretujaban junto a la pista. Y ya no digamos de las proyecciones en las pantallas que revestían la "nave". Vídeos elegidos con sumo cuidado para cada una de las canciones, que dejaban total libertad a la interpretación de cada uno. Y como no, el mencionado "ojo" de gran hermano, perturbador.


Globos, humo, confeti, aunque no nos llegaba todo eso y lo contemplábamos desde otro plano, de algún modo todo el público (pista y gradas) se fundían en uno cuando entonaban los estribillos de las canciones más conocidas y deseadas por el público.

Natxo: Bueno Gala, desde aquí no veo más que una parte de la esfera, me la tapa el resto del escenario, y las animaciones seguro que se aprecian mucho mejor desde ahí atrás.

Gala: Bis, reclama la gente, no con mucho ímpetu pues ya se esperaba. Lo que nadie se esperaba es que desde uno de los laterales saliese un enorme globo con forma de ovni, sobrevolando al público de la pista "sobre" los acordes de "Exogénesis: Symphony Part 1" y con el estadio iluminado por minúsculas luces provenientes de los móviles del público a petición del propio grupo. Desde luego todos estaban extasiados ante semejante despliegue pero aún más cuando a ritmo de música un acróbata sale del mismísimo ovni, haciendo piruetas durante toda la composición musical sobre un trapecio que cuelga del UFO. Desde las gradas el espectáculo cada vez era más evocador.


Otros tantos temas, y con un apoteósico final el grupo finge haber terminado desapareciendo entre "bambalinas". ¿Finge? sí, finge, porque todos sabemos que aún nos queda el broche final...desde primera fila.

Natxo: ¡¡¡Otro bis!!! Mejor, más Muse, y el público encantado, a pesar de la aparición de síntomas de cansancio, ronquera, frío y dolor de piernas.

Sale Matt, en último lugar, pero..¿qué lleva puesto? Un traje negro con líneas de leds rojas y azules recubre su cuerpo; ¡claro!, le llamamos torero y se pone el traje de luces, y subido a la plataforma, inicia un vuelo en solitario que dura lo que lleva a cantar Take a Bow.

Pero queda Plug in Baby, se la tienen trilladísima y una nueva explosión de júbilo despierta a cualquier vecino en Arganzuela.

Gala: Es el turno de lucirse de Chris al menos musicalmente...al igual que Matthew desborda entusiasmo en cada actuación, a este chico le falta un poco de sangre en las venas. Con la armónica nos deleita con la introducción a la esperada Knights of Cydonia, cuyo estribillo se grita con rabia contra el demonio que cada uno lleva dentro.

Natxo: La armónica, al igual que las gafas que Matthew usó en Take a Bow terminaron en poder de un afortunado espectador de las primeras filas.



Y con el retumbar de estos caballeros ingleses en los oídos y en los corazones, se cierra, esta vez sí, un concierto que sólo se puede definir como apoteósico. Ya solo nos queda luchar contra 40.000 personas para conseguir llegar a algún sitio, porque esa noche, los fans de Muse tomaron Madrid.

¿Que nos esperará en el próximo concierto? esa es una pregunta que sólo podremos responder de una forma, siendo testigos una vez más de la magia de este grupo que ha sabido poner a sus pies a medio mundo.

7 comentarios:

Carol Toledano dijo...

Me acabo de dar cuenta...¿Gala? parece que me han ascendido!! jejeje.

O que me he hecho mayor :-(

Anónimo dijo...

La mejor crónica del blog!

Su dijo...

Buenísima crónica. Felicidades a los 2!!!!

Alberto Garcia dijo...

Si no me equivoco te has autoascendido o te has dado cuenta de que has crecido.

¡Qué gran crónica!

Carol Toledano dijo...

Autoascendido no...será que me hago mayor..sniff.

Anónimo dijo...

Menudas crónicas te curras.
Esta muy bien encontrar blogs en el concurso que se salgan del reggaeton y de lo comercial.
Felicidades.

Alberto Garcia dijo...

Hasta los... muchas gracias por leernos. Nos alegramos que te guste.

La verdad que has elegido una de las mejores crónicas que se curranron Natxo y Carol.

Espero que sigas disfrutando de Galos en Galia y de la música tal y como nosotros hacemos.

Nos vemos!