St. Vincent y su guitarra

Quién: St. Vincent

Cuando: 26 de noviembre de 2011

Dónde: Sala San Miguel, Madrid

La estadounidense Annie Clark, más conocida como St. Vincent, se apuntó al carro del mini festival San Miguel Primavera Club y se pasó por nuestro país para presentar su último trabajo, Strange Mercy. En este tercer disco, vuelve a la carga con su personal estilo en el que combina pop delicado con rock lleno de guitarras distorsionadas. Una mezcla que podría definirse como Kate Bush “meets” PJ Harvey.

Como buen festival, el concierto empezó puntual. En el centro del escenario, dominando perfectamente la situación, se colocó Annie. A primera vista, esta mujer es muy poca cosa, delgaducha, con carita de porcelana y alborotada melena oscura. Pero no había que dejarse engañar. Con su guitarra eléctrica en ristre, nos esperaba una hora y cuarto de temazos, realzados con un simple juego de luces estroboscópicas y focos de colores aprovechados al 100% y con el que no se echó de menos una mayor parafernalia.
 

El grupo fue mezclando temas antiguos con las canciones del nuevo disco, como Cheerleader, Chloe in the Afternoon, Year of the Tiger o el single Cruel, el mejor ejemplo de la mezcla que describía antes, y que en directo se acentúa aún más, con profusión de sintetizadores y predominancia de la guitarra eléctrica.
 

Entre los temas antiguos destacaron Actor Out of Work, Paris Is Burning, Marry Me y las espléndidas Marrow y Save Me From What I Want. La anécdota de la noche llegó cuando Annie se puso a contar su primer viaje con su madre a Madrid a visitar a su hermana que estaba aquí de Erasmus y sus problemas con el idioma. Nada del todo especial si no fuese porque, mientras nos contaba esto, se apretó entre pecho y espalda un whiskey a palo seco. Olé!
 

Y llegó el final con Your Lips Are Red, con la que Annie se desató del todo y llegó al paroxismo mientras rasgaba su guitarra en la parte final de la canción, alargada brutalmente y claro ejemplo de lo que debe ser un artista al escenario.
 

Lo mejor: Annie Clark. Toda ella.

Lo peor: la poca duración del concierto, al ser parte de un festival.