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05 marzo 2012


Nuevo suave contacto de Alex Ferreira

Hace unos días os hablábamos de que cada vez es más complicado encontrar un plan improvisado en Madrid. Pero de vez en cuando, vuelve uno a toparse con un concierto que te completa un viernes de la mejor forma.

Así ocurrió el pasado viernes cuando nos encontramos en El Búho Real, un pequeño garito del barrio de Chueca, con las nuevas y viejas canciones de Alex Ferreira.

Sobre un minúsculo escenario, el dominicano, ataviado tan solo de su guitarra acústica, deleito a los asistentes que esperaban sentados en mesas apiladas en fila a lo larga de la pequeña sala del bar.

Alex arranco su íntimo concierto con las canciones que formarán parte de su siguiente largo, que como él mismo anunció, retrasa su salida a septiembre, cuando ya todos esperábamos tenerlo entre las manos. El afán y Por defectos, fueron dos de estas nuevas canciones, que tocadas en acústico suenan mucho más tranquilas y melancólicas que sus anteriores creaciones.

Justo después de dedicarle el concierto a un italiano que había venido a escucharle a propósito, tocó La velocidad, siendo éste el primero de los temas pertenecientes a su magnífico Un día cualquiera, primer LP que tan buenas críticas cosechó y que le sirvió para darse a conocer por éste, su segundo hogar.

Siguieron Páginas, Silencio de Ascensor y Bailando en las Orillas, canción que nos habla de la muerte pero no desde un tono de pesadumbre sino intentando ver la “parte positiva”.

Otra que pertenecerá al nuevo disco es Si nos vamos (quizás no sea el título real), Altoparlante, En el camino, Sal y Dulus Dominicus (canción que habla del ave representativo de Rep. Dominicana y que da título a su último EP) formaron el penúltimo bloque que se cerró con Arraigo. Para cerrar el concierto recurrió a Ay! Paciencia (que también escucharemos en Septiembre), En una nube (single de Un domingo cualquiera y banda sonora de la publicidad de Diario Libre en Rep. Dominicana), una versión de Antonio Machín Espérame en el cielo y Dije lo que dije como broche final.


Justo antes de cerrar,hubo tiempo de una canción más pedida por el público. Alex dio la palabra al italiano que le pidió El Blu del ping pong, versión de una canción de Rita Indiana, icono dominicano. Canción que le costó arrancar hasta que tras varios intentos y un "¿no había otra canción?" , recibió la ayuda del público.

Fue el momento más simpático de los muchos que hubo, porque Alex es majo durante los conciertos y fuera de ellos; sobre un gran escenario o sobre uno pequeño y cercano como el del pasado viernes.

Después de escuchar sus nuevas canciones nos quedamos con ganas de volverlas a escuchar con banda en formato eléctrico, pues aun siguiendo la línea de sus anteriores trabajos nos encontramos con canciones más emotivas y tranquilas. Probablemente con un directo cañero la sensación de sosiego que nos quedó al final del concierto, sea muy diferente. 

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