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14 mayo 2012


Llega el verano, llegó el SOS 4.8

Cómo ya lleva ocurriendo en estos últimos cinco años, el festival S.O.S. 4.8 de Murcia, está siendo el encargado de marcar en el calendario, la fecha de inicio de la temporada estival de los grandes festivales.



El SOS es el primero de esos festivales que por su organización, variedad de oferta cultura y, sobretodo, por su alto nivel de calidad musical, destacan sobre el resto.

Este año, seguramente afectado por ola crisis, la oferta se ha visto sensiblemente afectada. Pese a ello, se ha conseguido formar un gran cartel donde destacaban los nombres de Pulp, que actuarían en exclusiva en el festival, Gossip, muy esperados desde hace tiempo o The Flaming Lips y su sorprendente puesta en escena. Ellos, junto con una muy preciada porción de lo mejor del indie nacional consiguieron que el SOS volviera a ser un éxito otro año más pese a una asistencia bastante más reducida que en años anteriores; algo que se agradece en cuanto a colas y espacio en los conciertos.

VIERNES 4

Pero nadie se acordó ni de la crisis, ni de la amenazante lluvia cuando el festival arrancó con las sesiones del SOS Club a eso de las 12.00h para ya no parar en todo el festival.

Nacho Vegas sería el primer en gran nombre que se empezó a escuchar al comienzo de la tarde, para dar a conocer su lado más eléctrico. Su lugar fue el escenario pequeño, aunque por estilo y tipo de música quizá habría sido mejor ubicarlo en el auditorio. Auditorio al que nos fue imposible acceder para disfrutar de las delicias de The Magnetic Fields, Hidrogenesse, Kiko Veneno o los nuevos espectáculos de Miqui Puig y del que fuera el gran triunfador hace un par de años, Mathew Herbert.

Con la imposibilidad de poder acceder al auditorio, solo quedaba la opción más enérgica, The Kills. Jamie y Alison son los nombres de esta banda anglo-americana mezcla de garage y rock. Una banda de la que no sabes qué te va a deparar por su energía y sobretodo por la fuerza de la imprevisible Alison, capaz de cualquier cosa para captar la atención de todos. Un torbellino que ensombrece la imagen de Jamie, guitarrista de look rockabilly, que se convierte en mero acompañante. Concierto bastante lineal pero que llega a explotar en canciones como The last goodbye o Black Balloon.


La alternativa patria la daría The New Raemon. Canciones cortísimas, que no pasaban del minuto y medio, haciendo un concierto ágil que no desfallece aun con complejas letras. Poseen un público fiel para el que pasaron desapercibidos algún  que otro desafino.

Antes de que terminasen, en el escenario principal comenzaban Friendly Fire.  Parecía que fueran a pasar desapercibidos pero su mezcla de electrónica y pop-rock convierte su concierto en un superbailable quema zapatillas. Gracias a ellos, la noche tomó ese toque festivalero que tanto apetecía y que nos preparaba para lo más esperado del fin de semana. Fue una de las más gratas sorpresas.

Con el cuerpo preparado era la hora ir a por el plato fuerte. Todo estaba listo para que el concierto de Pulp fuera la apoteosis: único concierto en exclusiva de uno de los grupos míticos y más influyentes de los 90, mejor hora y escenario, el ánimo calentito y muchos 'sos-eros' teniendo su concierto como gran objetivo. El nombre de PULP en forma de luces azules y moradas anunciaron que Jarvis Cocker y los suyos, daban comienzo a su actuación. Se notaban las ganas y la expectación por escuchar a los británicos, pero esas ganas se fueron diluyendo poco a poco, pese a los constantes esfuerzos de Jarvis por animar al personal. Los británicos desplegaron un espectáculo muy similar al que dieron el año pasado en Barcelona que tan bien funcionó, pero en esta ocasión no surtió el mismo efecto. Público diferente, resultado diferente. Solo pareció que la gente se entregó con los dos himnos de referencia de Pulp, Disco 2000 y Common People. Una pena, pues hubo muchas y muy buenas canciones. La sensación final es de un querer y no poder; de quedar a medio gas después de haber creado demasiadas expectativas.



Lógico fue pensar que quizás con la siguiente actuación, el segundo gran plato del festival, las cosas cambiarían. Cuando Beth Ditto y su enorme voz tomaron el escenario en  nombre de Gossip, se tuvo la sensación que lo que se avecinaba era un concierto de letras mayúsculas. Aunque, por alguna extraña razón, su increíble voz parecía no ser suficiente para centrar la atención de parte importante del público. Pero el repertorio de Gossip está basado en canciones que no hacen otra cosa que invitar a bailar. Así que, aun sin quererlo no puedes evitar hacerlo cuando suenan Standing In The Way Of Control o Heavy Cross. Lo que sí centró la atención fue, al término del concierto, el que Beth se bajase a cantar con el público a lo Whitney Houston.

Hasta aquí lo mejor del primer día, que congregaba lo más destacable del cartel, pero que terminó algo  descafeinado.


SÁBADO 5

El primero de los conciertos que comenzó a congregar bastante público fue el de los mallorquines Antonia Font. Las primeras canciones sirvieron para presentar sus últimos temas, poco conocidos y demasiados tranquilos. Pero a medida que avanzaba el concierto, éste se fue animando a base de electrónica y buenas canciones que eran coreadas pese al handicap de ser en mallorquín.

Muchos nos desplazamos antes de que terminasen para poder ver la locura melódica de Bigott. Excéntrico personaje que engancha con su visión particular de folk y rock.

Lo de Klauns & Kinski es algo que no logro alcanzar comprender. La sensación que tengo cuando asisto a alguno de sus directos es de incredulidad. No puedo tomármelo en serio. Parece ser que el del sábado fue una de sus mejores actuaciones, pero de nuevo, preferí esperar a Mogwai que seguir escuchando aquello.

El primer contacto de Mogwai asustó. La música no sonaba, atronaba, pero pronto las hipnóticas notas de Mogwai tomaron forma.  El sonido de Mogwai te atrapa poco a poco, te engancha, te va enredando en sus redes, pero si no lo hace.... si no caes en sus redes puedes entrar en un sopor que te haga abandonar. Muchos lo hicieron y se fueron a quemar zapatilla al pequeño escenario. Los que quedaron pudieron disfrutar de sus encantamientos, con los que alcanzar un estado de ingravidez y ensoñación a base de sensibilidad y elegancia. Hay que reconocer que su música no es apta para todos los paladares y se puede hacer difícil y pesada. Pero quien la disfruta, lo hace y mucho.

Para aquellos que buscaban la ingravidez en otro lado, tenían la posibilidad de hacerlo con Delorentos quienes cerraron gira en Murcia con un concierto muy animado donde pudimos bailar y botar con canciones como Bullet in a gun, Did we ever really try y sobre todo con Secret, su mayor hit.

Uno de los platos fuertes de la noche era la esperada actuación de The Flaming Lips. Sus conciertos son conocidos por sorprendentes y éste no iba a ser menos. Aunque si ya los has visto, no esperes nuevas fórmulas, su puesta en escena es la que les funciona, y si hay que repetirla se repite. Quizás musicalmente no fuera una panacea pero su directo es  impactante. Una enorme pantalla donde se reproducen coloridos audiovisuales, un montón de figurantes que flanqueaban el escenario cantando y bailando, una bola de cristal, confeti y más confeti, globos, más y más confeti, muñecos  hinchables, más y más confeti que llovía a cada instante, y un Wayne Coyne  con boa de piel al cuello, que se atrevió a rodar sobre el público dentro de una bola transparente, mientras llovía más y más confeti... Con tanto estímulo el concierto se hizo corto y canciones como She don’t use jelly o The Yeah Yeah Song, parecían pasar algo desapercibidas. No tanto,  Race for the prize que terminó por culminar un gran show.  El concierto más espectacular de todo el fin de semana, el verdaderamente festivalero. Y pese a ello, muchos lo ignoraron... qué lástima.


El paso del último grupo internacional al principal español, fue intermediado por La casa azul y su visión única del pop. Te puede gustar más o menos  pero lo que es innegable es que en sus conciertos te lo vas a pasar bien. Con un austero escenario se bastó de juegos de luces y de sus canciones para provocar que todo el mundo se lo pasase en grande. Una pena que se solapase con Love of Lesbian pues hubo que trasladarse al escenario principal antes de que llegase La Revolución Sexual de Milkyway. Otro concierto carne de festival.

La última actuación antes de la llegada de la electrónica sería la más seguida y multitudinaria. Pese a que a Murcia asintieron grupos que mueven cifras de infarto, los que más gente movieron y más coros arrancaron fueron los barceloneses Love of Lesbian.  Los catalanes están viviendo un  momento dulcísimo, casi empalagoso. Llenan cada uno de sus conciertos y sus canciones son reproducidas de principio a fin. Incluso las nuevas que se presentaban, ya eran coreadas por todo el mundo. Así,  El hombre invisible, Los seres únicos y Wio parecían canciones de su historia pasada, cuando son su inminente presente. Bonito detalle el que tuvieron con Lorca al dedicarles esta última. La actuación fue una de las mejores de las que han dado en los últimos tiempos. El verano pasado parecían cansados de tanta gira pero éste parece que vienen con fuerzas renovadas y con canciones que siguen la lía ascendente que ya tomaron hace tiempo. La gente vino a disfrutar de LOL y no se fueron decepcionados. Una buena solución para ponerle el broche final al festival.


El resto del festival quedó para la electrónica de CSS y, afortunadamente, de Buffet Libre, (sustitutos de Feed Me que no apareció por Murcia) que se marcaron una sesión sobresaliente para echar el cierre final.

Hasta aquí la última edición del SOS 4.8 que será recordado por un descenso en el nivel de su cartel, de intensidad y de afluencia de público. Donde nombres como Pulp, Mogwai o Gossip no llegaron a eclosionar pero donde hubo espacio para momentazos como el show de The Flaming Lips, el descubrimiento de Friendly Fire, y sobretodo  por el concurso de disfraces...
























El año que viene más...

Fotos: Flicker SOS 4.8


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