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14 noviembre 2011


Lori Meyers conquista Ciudad Real con rico pastel

La oferta cultural de Ciudad Real no es todo lo extensa que debería y se desearía que fuera, bien por culpa de autoridades, bien por el desinterés de las gentes, o bien por la baja rentabilidad para el propio artista. Pero esto es algo que últimamente está cambiando aunque sea a un coste de entrada elevado.

A la gente solo hay que darle la oportunidad y ella misma responde. Así, el pasado sábado la sala Zahora Majestic de Ciudad Real se vio copada de lugareños para presenciar el paso de  los granadinos Lori Meyers por la ciudad, como parte de su gira “Cuando el destino nos alcance”. Gira  que les está llevando a recorrer el país de arriba abajo y de izquierda a derecha; y que les llevará en pocos días a tierras británicas.


El concierto daba comienzo con Nuevos tiempos; con la sala a rebosar, casi media hora más tarde de lo previsto y el grupo con el uniforme habitual: camisa blanca y corbata negra. En esos primeros instantes comprobamos, sorprendentemente, que el sonido en la sala era realmente bueno, a lo que sumándole el énfasis del público en esas primeras estrofas, se aventuraba una prometedora noche.

Todo esa energía se veía reflejada en cada canción que era coreada al unísono por el hetereogéneo público, lleno de "gafapastas de peinados y piercing imposibles" que bailaban al lado de  "padres en busca de hijos enloquecidos", y de "heavys de camisetas endemoniadas" que giraban sus melenas sobre los hombros de "pijines con mocasines". Había cabida para todos. Hermanados para tararear las letras de canciones, como las de  ‘Luciernagas y mariposas’,  ‘Corazón elocuente’ o ‘Tokio ya no nos quiere’ 


El repertorio estaba construido con canciones de sus tres discos (Cronolánea, Hostal Pimodan y Cuando el destino nos alcance), formato habitual para sus conciertos de pequeñas salas. Momentos enormemente álgidos intercalados con visitas al piano que dejan el concierto en standby; lo justo para tomar aire y desgallitarse en la siguiente canción (Castillo de naipes).

 
Esos puntos álgidos de los que hablábamos llegaron con varios de sus temas más potentes, como son ‘Viaje de estudios’,  ‘Luces de neón’  o  ‘Mi realidad’, una de las más coreadas y, no bailada, sino tremendamente botada. Gran subidón, que esfumó lo que quedaba de la camisa de Noni, y que dejó al público jadeante, sediento de más.

La recta final llegó con la versión de "La Caza" de Juan y Junior, único detalle que se escapó de lo común; y con la genial "Alta Fidelidad". Último tema que sirvió para rubricar esa mafinifiesta fidelidad entre Ciudad Real y Lori Meyers.

 
Es innegable el esfuerzo y energía que, sobre todo Noni, descarga sobre el escenario para mantener su concierto en lo alto, pese a cantar estrofas del tipo:

Dime mi amor
nos falta pista de baile
para bailar tu canción
nos falta pista de baile
para bailar tu canción...

Pero cuando tienes a un público que ya viene ganado de casa todo es mucho más fácil. Y si encima, tienes unas canciones de ritmos pegadizos y estribillos sencillos el éxito está más que asegurado. Es la fórmula que ha convertido a Lori Meyers en grupo referencia del indie español colocándoles cerca de Vetusta Morla o Love of Lesbian; al menos en cuanto a número de seguidores.

El concierto del sábado se salió bastante poco de lo habitual y se notó cierta desgana al comienzo del mismo. Pero el empuje del público, que estaba encantado con la actuación de un tipo de grupo inusual por estos lares y la llegada de las canciones más queridas, convirtió la actuación en un buen concierto. Esperemos que esta sea la continuación de la buena música por tierras manchegas.

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